La más profunda oscuridad lo envolvía todo, de repente un pinchazo tras la oreja, un dolor agudo que penetra en su cabeza, como si la taladraran, como si se hinchara poco a poco, su corazón se acelera, lo poco que le quedaba de conciencia se va poco a poco esfumando, como una bocanada de humo en el aire, poco a poco se va sumergiendo en un profundo sueño, ya deja de notar las asperezas del suelo, ya le dejan de doler las manos atadas a la espalda, ya deja de sentir el agobio del saco que le cubre la cabeza, ya cree que va a morir dentro de muy poco...
De rente despierta, el aire frío, helado, le corta la cara, le hiela las orejas, siente su piel desnuda a la intemperie. Abre los ojos y la luz lo ciega,rápido los vuelve a cerrar, pasan unos instantes y vuelve ha abrir los ojos, esta vez poco a poco, dejando que sus retinas se acostumbren gradualmente a la luz, mira a su alrededor, esta desnudo en mitad de la nieve, en la ladera de una montaña que jamas había visto en su vida, su cuerpo esta lleno de arañazos, cortes y magulladuras, en la nariz, la sangre reseca le impide respirar con normalidad, coge un poco de nieve del suelo y se limpia las heridas lo mejor que puede, se pone torpemente en pie y empieza a andar, no sabe hacia donde se dirige, no sabe como a llegado hay, solo sabe que tiene que marcharse de donde se encuentra, que tiene que llegar a algún lugar donde le puedan ayudar.
Era una mañana como otra cualquiera, lo que para el siempre era sinónimo de aburrimiento, el bar abierto desde las 8 de la mañana y tan solo había servido un par de cafés a dos ancianos que daban su habitual paseo matutino, igual que ayer, y que el día anterior, y que tantos días ya desde que algo memorable pasara que ni se acuerda de cuando fu la ultima vez que ocurrió algo digno de mención, pero como cada día no abandonaría su puesto hasta la hora establecida, hacia años que le prometió a su padre que lo esperaría allí y desde entonces día tras día hacia guardia en el destartalado bar que este le dejara a su cuidado . Ese viejo antro no había cambiado en años, las paredes pintadas de un verde oscuro estaban plagadas de raspaduras e incluso le faltaban por aquí y por halla algún que otro cacho,
Había perdido la noción del tiempo hace mucho rato, pero el diría que llevaba andando algo más de tres horas para cuando empezó a vislumbrar los primeros signos de civilización, unas marcas de neumáticos en la nieve, ahora se enfrentaba a otra difícil elección, ¿hacia que sentidos seguir las huellas?, la verdad es que no tenia mucho sentido el pararse a plantearselo por mucho tiempo pues el frío intenso estaba empezando a hacer mella en su cuerpo desnudo, así que eligió el camino que iba hacia abajo y empezó a andar de nuevo
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