miércoles, 29 de febrero de 2012

Abrazo

El contacto de dos ombligos desnudos entre sabanas revueltas y sueños a medio soñar, dos bostezos acordes en clave de mi menor, con el ritmo de un despertar a la par. Amanece y el calor de un sol deslumbrante se transmite hasta el pensamiento. Una nueva idea que no es ya tan nueva corre por mi cabeza pero hoy da igual. Ese recuerdo es el importante, es al que me aferro, el que me arropa las noches impares cuando me evade el sueño y el que transporta todo el sentido a la par que me vuelve loco.
Un abrazo dormido que te doy dormido, pero que cuando despierto aún permanece. El recuerdo de una vez imperfectamente enfrascado por toda la habitación y que aún si abro la ventana sé que siempre volverá. Un abrazo dormido que aunque solo se lo de a la almohadas, se siente como nunca.

martes, 21 de febrero de 2012

Despertar

La luz del sol se filtraba por los pequeños recovecos de la persiana, los rayos de luz dibujaban minúsculas lineas en la sombría habitación, tirado en la cama yacía el cuerpo desnudo de una mujer, una mujer hermosa... su pelo, rubio, despeinado sobre la almohada, simulaba los rayos estrepitosos de un día de tormenta, violentos, agresivos e hipnotizantes... Sus labios rojos, colmados de mil y un pecados, eran capaces de llevar a la perdición al mas casto de los hombres o de las mujeres... Su cuello largo y fino, como el de un cisne, ensombrecería cualquier joya que sobre el se pusiese; tal vez por eso nunca llevara joyas... sus largas piernas eran el camino prohibido que lleva a la tentación, dos ríos sin fin que emergen de un cálido mar de dichas; el suave ir y venir de su vientre, al compás de su respiración, parecíera estar interpretando una melodía de Chopin, todo en ella era grácil, todo en ella era bello, como si los dioses se hubieran propuesto crear el ser perfecto, la tentación suprema del hombre.
El la contemplaba en silencio, sentado en la silla de la esquina de la habitación, dando una calada a un cigarrillo, absorto en su desnudez, en sus facciones juveniles y maduras a la vez, en su rostro esculpido por los ángeles, en su cuerpo ideado en el infierno, la miraba y no podía pensar en nada, como si de repente, estando junto a ella, el mundo ya no importara, como si todos sus problemas se hubieran volatilizado en el mismo momento en que aquella misma noche ella le dijo: " Si quiero", el ruido de la calle ya no le molestaba, el informe para el lunes ya no le agobiaba, el cansancio de una larga noche no le fatigaba.
En su mente un torrente de palabras querían salir, querían decirle que la amaba desde el primer día en que lo oyo reir, pero no encontraba la forma, no daba con la palabra adecuada, buscaba y buscaba, pero por más que lo intentaba, no conseguia componer un verso capaz de igualar a sus besos, una estrofa que expresara sus sentimientos; como si en un intento burlón las musas lo quisieran llevar a la sin razón, en su mente mil palabras y ninguna era capaz ni de tan siquiera atisbar una ínfima parte de su felicidad.
Poco a poco las horas iban pasando, la noche, portadora de amores, dejaba paso al día, y ella con un suave gesto, esbozando un bostezo, iba poco a poco despertando de sus mundos de ensueño, de esos mundos maravillosos, llenos de color, de sabor y mágicas nubes de algodón. Abre primero un ojo, negro, profundo como el universo, lleno de secretos, de historias contadas y por contar, de esperanzas, de alegrías, de lágrimas de tristeza y felicidad; lo vuelve a cerrar, se gira sobre su costado izquierdo, se acurruca abrazando a la almohada, y da un pequeño suspiro, un leve ronroneo que hace estremecer el corazón de quien la observa en silencio, de repente se estira en la cama, como si el ultimo de sus sueños ya la hubiese abandonado, abre de nuevo un ojo, pero esta vez no lo cierra, sino que lo acompaña abriendo el otro, perdida aun en sus sueños mira distraída al techo, pasan unos segundos antes de que eche en falta a su compañero, y sin girar la cabeza tan solo estirando el brazo se cerciora de su ausencia junto a ella; por un segundo en ella aparece el temor de volverse a verse sola, pero es solo un segundo, pues rápido nota su presencia en la habitación.
-Buenos días, dice el, con la más tierna y dulce de las voces que sabía poner.
-Buenos días, responde ella, con la voz entrecortada y tímida al percatarse de su desnudez.
El se levanta de su asiento y se dirige hacia ella, y abrazándola con fuerza le susurra al oído: " Lo siento". En su corazón siente congoja, ¿Por que lo siente? ¿Que me a echo? ¿Que me va ha hacer?", y con la voz entrecortada le pregunta: "¿Porque?... Unos instantes de silencio, y el le responde: "Por que solo te puedo decir que te quiero" una fina y plateada lágrima de felicidad se desliza por su mejilla, y prosigue: "Se que te mereces mil versos, mil odas, mil canciones, se que mis tristes palabras jamas estarán a la altura de tus expectativas, pero de verdad... solo me sale decirte que !TE QUIERO¡...
Ella, aun entre sus brazos, lo abraza aun más fuerte, y de su mente ya se va toda duda, todo tormento, lo besa con pasión, con amor, con respeto y con devoción, y aun con sus labios a pocos milímetros, casi rozándose le responde: "¿De verdad crees que hay algo más que necesite escuchar?".

domingo, 5 de febrero de 2012

El mañana

El mañana esta solo a un sueño de distancia.