Imagina un prado verde, es otoño y una leve neblina nos rodea, en cada brizna de hierba una minúscula gotita de agua se balancea traviesa, en el horizonte el majestuoso sol nos despide dejando en el cielo mil tonalidades rojas, naranjas y amarillas, sobre una manta de pequeños cuadrados azules y plata nos hayamos,
tumbados el uno junto al otro, el otro junto al uno, solos los dos, no decimos nada, simplemente allí estamos, tranquilos, en paz, en contacto con la naturaleza, el ulular de un búho se oye en la lejanía, y poco a poco va oscureciendo, tu piel se empieza a erizar por el frío y me abrazas, y te abrazo, y así, unidos en un infinito abrazo de amor y ternura vemos pasar una estrella fugaz, mas no deseamos nada, ¿pues que mas podríamos desear?. Poco a poca las tímidas estrellas van apareciendo en el cielo, y junto a ellas una luna llena rebosante de luz, de una luz plateada, de una luz que ilumina aun mas si cabe tu dulce mirada, te enciendes dos cigarros, me das uno, y me sigues abrazando, con tu cabeza puesta en mi pecho oyes la melodía del latir de mi corazón, y te parece reconocerla, te parece entenderla, paso mi mano por tu cuello, por tus labios, por tu rostro, acaricio tu cuerpo, y seguimos hablando de un mundo mejor, un mundo sin miedo, sin temor, sin opresión, un mundo en el que los sueños se hacen realidad, y los dos creemos que ese mundo algún día será una realidad, con tu mano haces pequeños tirabuzones en mi pelo, y antes de darnos cuenta nos besamos, como si el mundo ya no importara, como si no hubiera nada mas allá de tu y yo.
Ahora imagina que esto pueda ser verdad, que no son solo palabras escritas al azar, que algún día, algún día no muy lejano...
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